Educar no para competir, sino para servir a la sociedad

Adquirir competencias y conocimiento puede contribuir al desarrollo sostenible. Los valores bien transmitidos llevan a opciones de vida exitosas. ¿Pero, adónde camina la enseñanza pública y privada en Brasil? ¿Es posible decir que nuestros hijos tendrán una vida de calidad sólo con lo que les transmite la escuela?
El panel “Educación para la Sustentabilidad”, de la Conferencia Internacional Ethos 2008, planteó al público la importancia y transversalidad del tema. “¿Qué es la educación por  la sustentabilidad? ¿Es la educación considerada formal o informal?”, cuestionó Oscar Motomura, presidente de Amana-Key.
“La vida real ocurre en el patio de la escuela y el profesor no tiene la más pálida idea de lo que sucede”, comentó Motomura. Se transmiten valores en las acciones extracurriculares. Los niños y adolescentes intercambian experiencias, cuentan las etapas de los videogames que superaron, comentan la nueva música de determinada banda, se conocen y descubren su espacio y el del otro. En esos momentos, es cierto que no hay educadores acompañando a esos jóvenes. Pero, ¿será necesario acompañarlos todo el tiempo?
“¿Para qué tipo de vida estamos educando nuestros hijos? ¿Para que sean profesionales exitosos?” Formar a alguien para que se convierta en un ser humano de hecho puede resolver, incluso, la cuestión de la sustentabilidad. “Competimos para ganar cada vez más, cuando deberíamos competir para servir mejor a la sociedad como un todo”, explicó Motomura.
Cada quien debe crear su propio currículo. Total, “el 80% de lo que precisamos no viene de la escuela, sino de nuestras experiencias en el mundo y de las nuestras opciones”, dijo Motomura. Mario Monzoni, coordinador del Centro de Estudos em Sustentabilidade da Fundação Getúlio Vargas (GVCes), concordó con Motomura y añadió que es preciso crear “una nueva matriz de incentivos”, mediante la cual el joven pueda elegir su camino basado en valores bien fundamentados.
Oded Grajew , moderador del panel, presidente del Consejo Deliberativo del Instituto Ethos e integrante del Movimento Nossa São Paulo, le preguntó a Monzoni qué haría si fuera director de la FGV. Monzoni le respondió con una pregunta: “¿Qué haría usted si fuera ministro de Educación?” Sin hesitar, Grajew le contestó que a todos los políticos, ya fueran alcaldes, ediles, gobernadores o  presidente de la República, les  obligaría a mantener a sus hijos en escuelas públicas. Y completó: “Tal vez, así, el currículo de las escuelas tuviera disciplinas alineadas a la educación para la sustentabilidad”.
El Centro de Estudos em Sustentabilidade da Fundação Getúlio Vargas (GVCes), ha logrado introducir el tema de la sustentabilidad en sus cursos. “Pero tenemos todavía algunos desafíos. Uno de ellos es responder a la demanda que ha surgido recientemente. Hay mucha gente interesada en los cursos, con distintas expectativas. Algunos buscan al GVCes para aprender a elaborar cronogramas, planillas y, así, resolver los dilemas de la sustentabilidad, como si fuera posible encontrar una solución en los gráficos”, explicó. De otro lado, existe la oferta de diseminar la educación por la sustentabilidad, misión del centro.
Según Monzoni, las mujeres son mayoría en los cursos para la sustentabilidad. “La mirada y la sensibilidad de las mujeres son importantes en el escenario actual. El proceso de transformación tiene dos ejes: uno que genera progreso tecnológico, y es más racional; otro que genera valores, y lleva a transformaciones de calidad. La mujer es esencial en ese escenario”, afirmó Monzoni.

El mundo de los negocios
La educación en el mundo de los negocios también tuvo espacio en el debate. Jane Nelson, directora del Centro de Iniciativa para Responsabilidad Social Empresarial, de la Universidad de Harvard, afirmó que la educación de los líderes es un desafío real en la comunidad empresarial y en las escuelas de negocios. Sugirió que se retiren a los ejecutivos de sus oficinas y se les muestren otras realidades. “Los trabajos voluntarios en comunidades traen mucho aprendizaje y sensibilización a los ejecutivos. Resolver desafíos sociales y formar parte de la comunidad es excelente para la formación de liderazgos más comprometidos”, afirmó. Jane considera que deberían ser obligatorias las disciplinas orientadas a la sustentabilidad, pero asume que la tarea es difícil. Son muchas las discusiones sobre emprender e innovar. “Pero es preciso darle espacio a los jóvenes para que puedan innovar de verdad. Innovar en procesos, crear sistemas de trabajo más responsables, buscar liderazgos interfronteras, ampliar el papel de la universidad y unirla al mundo de los negocios”.
Jane señaló algunos puntos prioritarios cuando el asunto es educación para la sustentabilidad. Uno de ellos es que se induzcan a los empleados y ejecutivos a pensar con creatividad e innovación. El ambiente interno de la empresa se debe perfeccionar para volverse más saludable. La educación es fundamental para la sociedad sostenible y justa que tanto deseamos, concluyó.

 

> Home