Reforzando los eslabones de la cadena de valor


El más concurrido de los talleres de la Conferencia Internacional Ethos 2008 – “Mecanismos para Implementar la Responsabilidad Social Empresarial en la Cadena de Valor” – demostró  el empeño de los participantes en encontrar soluciones para implementar prácticas que incluyan todos los actores involucrados en sus negocios. Interesados en llevar de regreso a sus empresas la experiencia vivida en el taller, dejaron el Palácio das Convenciones do Anhembi con la misma energía que existió durante toda la conferencia: la certeza de que la sociedad está cada vez más ansiosa por contribuir a la construcción de un Brasil socialmente más justo y ecológicamente sostenible.

El trabajo en grupo se inspiró en la experiencia exitosa del Programa  Tear – Tecendo Redes Sustentáveis (Tejiendo redes Sostenibles), promovido por el Instituto Ethos y por el Fundo Multilateral de Investimento (Fumin) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Además de la metodología, el taller compartió los objetivos del Tear: aumentar la competitividad y la sustentabilidad de las pequeñas y medianas empresas (PYMES), ampliando sus oportunidades de mercado y contribuyendo al desarrollo del país.

El taller tuvo dos fases. En la primera, durante la mañana, después de contextualizar la cadena de valor, se les pidió a los participantes que trajeran ese concepto para 2008 y también que ampliaran los significados de valor, integrando los aspectos económicos, sociales y ambientales. También reflexionaron sobre la importancia de alternar el concepto de linealidad con el de circularidad: imaginar situaciones en que el “toma – efectúa –deshecha ”  pueda sustituirse por el “pide prestado – usa – devuelve”.

Como demostración de que el consumidor está más politizado en su papel de ciudadano agente de cambios, se citó una iniciativa espontánea de los lectores de un gran diario brasileño. Empezaron a regresar a la empresa la bolsa de plástico en que se colocan los ejemplares, para que desecharan de forma adecuada ese pasivo ambiental. Molestos por guardar en casa tantas bolsas plásticas, los suscriptores pasaron a juntarlas y a devolverlas al entregador al final del mes.

Reunidos en grupos, los participantes eligieron los siguientes temas para discutir en la segunda parte del taller, en la tarde:

1) ciclo de vida del producto/logística reversa;

2) trabajo decente (condiciones de trabajo, trabajo infantil, trabajo forzado y libertad de asociación);

3) ética, transparencia y valores en las relaciones comerciales / coherencia entre discurso y práctica / prácticas anticorrupción;

4) gestión de impactos ambientales (emisión, residuos, deshechos, impacto en la biodiversidad y en las florestas y agronegocio);

5) inclusión social/ base de la pirámide/distribución de renta;

6) educación/diseminación de la sustentabilidad en la cadena de valor/transferencia de tecnología;

7) gestión de los impactos sociales (tercerización y explotación sexual de niños);

8) precio justo/equilibrio entre todos los eslabones de la cadena/incentivos a productos sostenibles.

 

El contagiante comercio justo

Antes de reunirse en mesas, para profundar la discusión de cada uno de los ocho temas, los grupos asistieron a la conferencia de Beat Grüninger, uno de los responsables de la implementación del comercio justo (fair trade) en Brasil. Demostró cómo es posible incluir pequeños productores en la ruta de exportación, generando ganancias económicas para todos.

Grüninger expuso todos los caminos y dificultades que el café brasileño Bom Dia, producido por cooperativas y asociaciones de agricultores, recorrió antes de llegar a los estantes de la cadena de  supermercados Wal-Mart en los Estados Unidos. “El café es el segundo mayor commodity del mundo, sólo pierde para el petróleo. El gran desafío era garantizar un precio mínimo para esos pequeños productores, sin condiciones de soportar los precios bajos practicados en momentos de crisis”, explicó.

Se venció esa vulnerabilidad ante las fluctuaciones de mercado al establecer un precio mínimo fijo que asegura solventar  los costos de producción, además de un valor extra para cubrir otros gastos del negocio.

Gracias a los principios de comercio justo, que vienen beneficiando también a la exportación del jugo de naranja brasileño, 10 mil productores de café de todo el mundo, con destaque para los de Perú y de México, logran estar presentes en 40 mil puntos de venta de los Estados Unidos, el mayor mercado de comercio justo.

Grüninger refuerza los “altos criterios sociales” que orientan al comercio justo, responsable de capacitar comunidades marginadas en el mercado, también hacia el manejo sostenible. “Desde hace diez años, cuando comenzamos en Brasil, los productores tenían tan sólo un galpón improvisado y una balanza. Actualmente, la cooperativa tiene su propia sede y los hijos de los productores ya frecuentan la universidad”, contó.

 

Asumiendo responsabilidades

Para cada uno de los temas, las mesas que reunieron a los participantes en grupos, propusieron acciones específicas que pueden ampliarse tanto por políticas públicas, como por medidas simples y de acción inmediata.

La mesa sobre inclusión social, por ejemplo, sugirió que las empresas se impongan cuotas para la contratación de pequeños proveedores y que también los ayuden a organizarse en cooperativas y asociaciones. La mesa que discutió el precio justo tuvo la idea de crear un banco de proveedores sectoriales al cual las empresas puedan acudir, sabiendo que, en la etapa de cualificación, se sometieron a parámetros ambientales. Otra propuesta bien recibida fue crear incentivos financieros para premiar a los empleados del área de compras – una de las más presionadas por la empresa –, sometidos a la opción más “sostenible” de los proveedores.

La mesa sobre trabajo decente sugirió la creación de una “lista negra” de denuncia de cuestiones relacionadas a prácticas laborales impropias, semejante a la que ya existe relacionando las empresas que utilizan mano de obra en condiciones similares a la de esclavitud.

En todos los grupos quedó clara la necesidad de invertir en acciones educativas puntuales y ampliadas para informar y concienciar a los involucrados en la cadena de valor sobre los problemas que generan o que necesitan combate.

Esa campaña de aclaración fue la solución propuesta por la mesa que discutió la gestión de los impactos sociales. El relator Leonardo Andrade, analista de Responsabilidad Social de Ceva Logistics, afirmó que el taller va hacia lo que considera esencial “para el crecimiento orgánico y fuerte” de la responsabilidad social empresarial. “Mi empresa tiene 20 camioneros propios y 200 autónomos. Sabemos que los camioneros son los principales usuarios de la prostitución de adolescentes. Tengo la convicción de que sólo una acción educativa puede disminuir esa explotación”, explicó.

Patrícia Guimarães, de la directiva de Administración del Banco do Estado de Santa Catarina, estaba preocupada con el impacto causado por las empresas tercerizadas contratadas por el banco, de economía mixta, regido por la misma legislación de las estatales. “Todavía nos obligan a contratar a quienes tienen el menor precio. La Ley n°. 8.666, de las licitaciones, nos impone esas amarras. Sólo podemos exigir que el proveedor no utilice trabajo esclavo y no contrate a niños”, explicó. Salió con la convicción de que toda la empresa tiene una enorme responsabilidad sobre cada eslabón de su cadena de valor.

Las propuestas del taller estarán disponibles para consulta pública en el portal del Instituto Ethos y se llevarán para discusión con asociados de Ethos en otros Estados a partir del mes de agosto.

 

Fuente: Instituto Ethos

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