Adriana Somma
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“La corrupción es un problema mundial. Para combatirlo, hay
que tener un conocimiento profundo de sus causas”, dice el director
de Transparencia Internacional, Jermyn Brooks, uno de los
conferencistas del quinto panel temático, Pacto Empresarial por
la Integridad y Contra la Corrupción, que tuvo lugar en la CI
2006.
Durante el panel se presentaron las orientaciones para la implementación
por las empresas, del Pacto Empresarial por la Integridad y contra la
Corrupción, que se lanzará este jueves, 22 de junio. El
Pacto prevé acciones para propagar las buenas prácticas de ética
empresarial, que logren erradicar la corrupción.
Carlos Eduardo Lins da Silva, director de Relações
Institucionais de Patri Relações Governamentais & Políticas
Públicas, sostuvo que la idea del pacto empezó antes del escándalo
del ‘mensalão’. “En Brasil, siempre se consideró
la corrupción como algo perpetrado por el Estado, y nunca se habló
de quiénes alimentan la corrupción”.
Giovanni Cuaglia, representante regional de la Oficina de
las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC) en Brasil, dice
que “para las empresas, es mucho más fácil tomar decisiones
para acabar con la corrupción en sus organizaciones, que para los políticos”.
El coordinador de la Unidad de Derechos Humanos del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Brasil, Guilherme de Almeida,
considera que la mejor forma de combatir la corrupción es buscar buenos
negocios. “La corrupción es un problema global y nunca relacional
y la única forma de lidiar con ella es por medio de ese Pacto”,
subrayó.
Aunque todavía no se lanzó, el Pacto Empresarial por la
Integridad y contra la Corrupción, ya recibió la adhesión
de 200 empresas.
Roberto Salas, presidente de Amanco, presentó un estudio
de caso sobre un acuerdo de algunas empresas del sector de agua para combatir
la corrupción en el sector. Amanco les propuso a las empresas algunos
aprendizajes, desafíos y soluciones, como la entrega de informaciones
consideradas confidenciales, la creación y funciones de un comité
de ética encargado de supervisionar el cumplimiento del acuerdo y definiciones
de penalidades.
Se espera que surjan de ahí, algunos beneficios como el fomento de
una cultura ética entre el público interno; que se fortalezca
la reputación y la imagen de la empresa; que se genere mayor confianza
en el ambiente empresarial; que se promueva la recuperación de la estabilidad
y se construya una nueva forma de interacción entre las empresas, las
organizaciones y el Estado.
Ricardo Young, presidente del Instituto Ethos de Empresas
e Responsabilidade Social, consideró que el Pacto está aún
en su primer paso, pero el acuerdo del agua ya está más avanzado.